lunes, 16 de febrero de 2015

Agresividad y acoso escolar

Helohim Jair Abraham  Valdés Sánchez 

“32% de los menores de 15 años consultados afirmaron ser víctimas de maltrato en la escuela; más de 15% aseguró ser insultado y 13% dijo ser golpeado por sus compañeros.” (SEP, 2015)

CC


Hoy en día todo caso de agresividad escolar lo identificamos mediante la palabra extranjera Bullying, que se define como acoso. Esta acción constante y agresiva, ha existido desde los orígenes del hombre y es nuestra forma primitiva e instintiva de dominar ciertos escenarios en sociedad, contrario a la publicidad e información que manejan medios de comunicación, escuelas y algunos maestros esta acción no se puede erradicar, pero si tiene solución con mayor comunicación, socialización, desarrollo de habilidades, educación e identificación de prioridades en la familia.

Los seres humanos somos animales pensantes con instintos muy arraigados que vamos controlando para vivir en sociedad en un marco de respeto y derecho, mientras más valores y buenos ejemplos inculquemos, estaremos legando a nuestros hijos la base para una convivencia respetable. Como padres no debemos reforzar malos hábitos como berrinches, agresiones y groserías. Los hijos deben aprender a manejar la frustración y asumir la consecuencia de sus acciones.

En el contexto actual debemos trabajar más de lo que trabajaron nuestros padres y abuelos para lograr apenas una precaria estabilidad. Esto no nos exime de errores que se traducen en consumismo y olvido de nuestra prioridad; los hijos. Debemos priorizar y entender que es lo que queremos para nuestros hijos y a qué costo. ¿Queremos niños saludables, con equilibrio psicológico que valoren lo que tienen y aprendan a vivir con armonía, amor y respeto? O ¿Queremos hijos egoístas, que aprendan que lo más importante es el dinero y los bienes materiales porque le dedicamos más tiempo a satisfacer necesidades banales que a educar y amar a nuestros hijos?


Estamos inmersos en una tendencia donde pareciera que obligatoriamente necesitamos satisfacer las necesidades de todos incluidas las nuestras. Queremos ser buenos hijos, amigos de nuestros hijos, buenos empleados, tener mucho dinero, un buen carro y juventud, que nuestros hijos tengan Tablet (antes que un buen libro), que nuestros hijos no sufran por regaños o por la ausencia de lo que nos piden, queremos respeto y amor de vuelta y tenemos hijos que nos devuelven indiferencia y más grandes nos gritarán que hubieran preferido amor, tiempo, educación y dedicación, que ausencia, peleas, desatención, escuela privada, electrónicos y videojuegos..

La agresividad en la escuela se conecta con todos estos factores que olvidamos, nuestros hijos padecen soledad, estrés, miedo, ansiedad, irritabilidad, dolores de cabeza, enfermedades en el estómago como consecuencia de la mala alimentación altamente cárnica, dulce y salina combinada con una gran jornada de trabajo en la escuela que inicia a las siete de la mañana y concluye a las siete de la noche.

No enseñamos a nuestros hijos a dialogar; la televisión y el Internet si les enseñan; aprenden comportamientos en las caricaturas con poco dialogo y mucho contacto físico e insultos.

En el hogar, la escuela, parques y eventos infantiles restringimos la libertad de niños y jóvenes, queremos que “jueguen bonito” que sigan reglas estructuradas, ordenes, indicaciones, juegos predeterminados, tiempos específicos y con esto evitamos que los pequeños y jóvenes desarrollen sus habilidades sociales para decidir cómo van a jugar y convivir, con quien y en qué tiempo. Nos quejamos porque ahora los niños no se organizan para divertirse con esos divertidos juegos que desarrollábamos en el patio o en los jardines y parques, pero somos nosotros quienes estimulamos solo los sentidos audiovisuales con la Tablet y los teléfonos inteligentes, somos nosotros quienes no ponemos alto a la violencia en la sociedad de la que tenemos miedo, somos quienes les decimos que jugar, con quien y a qué hora, recomendamos que suelten golpes el primer día de escuela, antes que recomendar ser cordiales, amables, generosos, compartidos...





Educación, pobreza, accesibilidad a la información, delincuencia



Jair Valdés.

La pobreza es un camino del cual un individuo difícilmente logra salir. En la actualidad podemos pensar en vías alternas como la delincuencia la cual genera el espejismo de poder acceder al bienestar social, a la salud, a la educación, pero lo cierto es que es un camino cuya trayectoria es corta y sangrienta.

Por otro lado la educación por mucho tiempo ha sido la opción a largo plazo y sin implicaciones violentas que ofrece la posibilidad de tener acceso a condiciones estables de alimentación, vivienda y salud. Aunque en la actualidad ya no podemos pensar en esa formación que posibilite la compra de una casa, un automóvil, o la posibilidad de vivir bien durante años y tener una vejez y una muerte tranquila y sin apuros, la realidad es que hoy la educación sigue siendo una herramienta útil para vivir medianamente bien en un contexto económico neoliberal y muy bien si asumimos cambios en nuestro estilo de vida alejados del consumismo, la mala alimentación y los espejismos que nos vende la publicidad.

En el trabajo de Miguel Bazdresch Parada; Educación y pobreza una relación conflictiva, Bazdresch expone la teoría del capital humano que considera a la pobreza como un fenómeno que ocurre porque las personas no han adquirido las habilidades cognitivas básicas para ser exitosas en el mundo. Menciona además otras teorías como la de Marx que establece que desde el origen la educación crea condiciones de desigualdad en la formación de los seres humanos. (Bazdresch)

Existen diversos trabajos y estudios que exponen la correlación entre pobreza y educación, como la desigualdad y la marginación.

La desigualdad, la falta de equidad y democracia, generan condiciones que se reflejan en estadísticas donde las poblaciones callejeras, las comunidades indígenas y las mujeres son los más perjudicados, es decir a su condición de pobreza se suma la condición de ser mujer o de ser indígena.


“Los pobres tienen menos oportunidades educativas porque son pobres” y/o “los pobres tienen menos oportunidades educativas porque se les ofrece una educación empobrecida” (Bracho, 1995)

Un elemento que considero importante mencionar es el hecho que entre la relación educación y pobreza el individuo no necesariamente es consecuencia de una correlación positiva o negativa, particularmente en México niños y jóvenes deciden tomar la ruta del narcotráfico y la delincuencia para poder acceder al poder adquisitivo, sin pensar por un momento en la escuela, los estudios y la profesionalización.

La globalización nos permite mirar y conocer cómo se desarrolla la vida del otro, en países desarrollados, pero además podemos vivir bajo ese mismo estilo de vida ya que importamos modelos neoliberales donde no tienen éxito los planes que pretenden disminuir la pobreza, y universalizar la educación, pero si tienen éxito los que consolidan el consumo y el juego del sube y baja de la economía.

La publicidad manda consumir y la economía lo prohíbe. Las ordenes de consumo, obligatorias para todos pero imposibles para la mayoría, se traducen en invitaciones para el delito. (Galeano, 2009)

Lo preocupante en este momento es valorar como asume el individuo la pobreza y la falta de educación, en la actualidad donde la accesibilidad a la información y la tecnología, la delincuencia y la corrupción crean la ilusión de movilidad social, este es mi objetivo, ya que si observamos y escuchamos lo que pasa a nuestro alrededor niños y jóvenes no necesariamente pobres asumen que para poder tener una vida llena de lujos y estabilidad deben dedicarse a actividades ilícitas, pobres, clase media o ricos ven en la educación un requisito social cuya importancia se basa en el estatus, la tradición y la posibilidad de tener la opción de trabajar en algo. La educación para formar una conciencia crítica, recopilar información y ser culto ya no es prioridad (aparentemente) en la actualidad donde el acceso a la información (no necesariamente buena información o con un buen manejo de esta) se da de manera muy económica y fácil por medio de las tecnologías y el internet.


En la era de la postmodernidad Lipovestky menciona que las personas configuran su personalidad su formación a la carta escogen lo que quieren estudiar, en lo que quieren y como quieren creer, el tipo de relación interpersonal y el tipo de economía al cual se quieren adherir.

Para las poblaciones callejeras que “sufren” (Al menos así los miramos desde fuera hasta que trabajamos con ellos) de diversos tipos de pobreza; alimentaria, de salud, de vivienda, de educación, no parece estar en sus prioridades la educación para el trabajo, por ejemplo; cuando nos acercamos como organizaciones o como grupos de estudiantes o profesionistas para capacitarlos, estos muestran desinterés por obvias razones; ya han diseñado las propias condiciones de trabajo y bienestar, se han unido de forma voluntaria o involuntaria al narcotráfico, el robo, la mendigues, el comercio y la prostitución.

En un país donde existen 60.6 millones de pobres según los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) México debe garantizar condiciones de equidad y justicia, se debe educar no solo para que los ciudadanos sean competentes, y puedan ingresar al mercado laboral y productivo, se debe educar para aprender a aprender que no se requiere del estudio y el trabajo para tener y consumir y asemejarnos al burgués, debemos aprender a vivir honestamente y felices con lo que somos y no con lo que tenemos, pero para esto también debemos cambiar o salir del enfoque de la economía neoliberal.

FUENTE: CEPAL 

La Red por los Derechos de la Infancia calcula que entre treinta y cincuenta mil niños han sido incorporados a la delincuencia organizada. Emmerich en su investigación revela cómo la Mara Salvatrucha ha operado con los Zetas, involucrando a unos 35 mil niños y jóvenes, o bien, la M18, también coordinada con el Cártel de Sinaloa, ha implicado unos 8 mil infantes en sus maniobras. (PIJAMASURF, 2015) 

Las condiciones de nuestro país son demasiado complejas y enredadas, por lo que la relación entre pobreza y educación también genera nuevas variables, debemos luchar para generar acceso a la educación formal y no formal para mejorar las condiciones de vida de los pobres no solo en el aspecto económico, sino más importante aún considero sería de salud mental y física. En México, donde la corrupción y la violencia, está mezclada en todos los sectores, donde además de morir de hambre y de enfermedades comunes, también desaparecen personas, trece personas al día según datos de José Merino, Profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) quien proporciono su informe a la revista Proceso para el reportaje de Homero Campa; “Con Peña 13 desaparecidos al día”. Frente a este panorama es necesario replantear una vez más la pregunta ¿En México educar para qué? ¿Basta tan solo con educar y dotar de “competencias” al individuo para que sea útil a la cadena de producción a la cual se adhiere y de la cual no obtiene una remuneración que satisfaga sus necesidades básicas? ¿Es la pobreza solo una consecuencia de la falta de preparación, formación y capacitación o es consecuencia del modelo neoliberal que aún con educación profesional exprime al ser humano y lo remunera con un salario con el que apenas logra cubrir algunas de las necesidades básicas ya que tiene que elegir entre salud, capacitación, entretenimiento, vivienda, transporte, vestido, ahorro para el retiro? ¿Es realmente la educación la que ayuda al individuo en el modelo neoliberal a lograr movilidad social y estabilidad en un contexto en que las empresas educativas venden a destajo y a la carta “capacitaciones” y “especialidades” adecuadas a las empresas, servicios e industria para poder acceder a un puesto donde se ganan unos pesos más y donde además el costo de estas “capacitaciones y especializaciones” cuestan más de lo que se puede recuperar en un contrato por mes o por seis meses? ¿Qué camino debe elegir un ciudadano en pobreza moderada para ganar $3,000.00 pesos mensuales; estudiar hasta el nivel medio superior o superior durante 12 a 16 años o vender por propia cuenta drogas, dedicarse a la delincuencia, el secuestro o emigrar a los Estados Unidos de Norteamérica?


Fuente: SEDENA

Bibliografía:

Bazdresch, M. (s.f.). Educación y pobreza una relación conflictiva.
Bracho, T. (1995). Centro de estudios educativos.
Galeano, E. (2009). Patas Arriba, La escuela del mundo alrevés. Montevideo.
MEXICO, P. (s.f.). : PIJAMASURF MEXICO . Recuperado el 12 de febrero de 2014, de http://pijamasurf.com/2014/03/50-mil-ninos-han-sido-reclutados-por-el-narcotrafico-en-mexico/