Jair Valdés.
Los retos de la pedagogía para el siglo XXI deben
centrarse cada vez más en la esencia del
personaje principal de la obra, más que en el atuendo, más que en el escenario,
los reflectores e incluso el público que lo observe.
Todas las ramas con que trabaja la pedagogía son importantes;
la filosofía, la economía, la
comunicación, la historia, la didáctica, la investigación, la psicología, la
legislación y la sociología y de todas obtiene elementos y fuentes muy
importantes.
La pedagogía como
toda ciencia no está ni dejará de estar
escrita o construida a plenitud. De hecho podríamos hablar que existen etapas y
periodos en los que a lo largo de la historia se vienen
desarrollando en mayor o menor medida estas ramas, ciencias, escuelas,
tendencias, posturas y herramientas cuyo único fin es que el hombre se
desarrolle plenamente para que pueda a su vez construir su legado para la
humanidad y con esto sigamos avanzando en términos de evolución y progreso
social, para poder alcanzar nuestras metas de convivencia, democracia e
igualdad en el mundo.
Considero que hemos hecho bien nuestro trabajo en varios
procesos, en distintas etapas y con diversos temas y herramientas para mejorar
la calidad educativa, desde los estudiantes, los profesores, las instituciones y
la sociedad, no así el gobierno cuya intención es delimitar en el caso de
nuestro país el potencial que tenemos en nuestra nación en un pequeño marco en
donde los beneficiados sean unos cuantos.
Nos hemos alejado de lo que la persona quiere, lo
capacitamos desde la educación preescolar para que sea competente, lo datamos
de herramientas, habilidades y técnicas.
Los padres con recursos económicos
pueden elegir una educación tradicionalista, rigurosa o incluso militarizada,
pueden elegir también escuelas activas, laicas, Montessori o religiosas, de
libre pensamiento o de pensamientos impuestos, escuelas técnicas o escuelas con
enfoque comercial, de arte o deportivas, pero que es de los que no pueden pagar
una institución privada y deben conformarse solo con lo que el estado mal
ofrece.
Los padres definimos desde la casa el rumbo, el camino,
las preferencias que deben tener nuestros hijos, en pleno siglo XXI seguimos
imponiendo a nuestros hijos ideologías, creencias, formas de ser y de actuar
¿Con que derecho decidimos en nombre de nuestros hijos su futuro?
No es por lo tanto difícil entender porque nuestras
sociedades están enfermas, porque los jóvenes deciden dejar las escuelas y no
tener trabajo, porque hacer algo que no quieren hacer si durante años les fue
impuesto un sistema que ellos no eligieron.
La apatía entre los jóvenes a principios de este siglo
está relacionada con el propio desinterés que nosotros los padres, que nosotros
como sociedad, que nosotros como familia tenemos con nuestros niños y jóvenes.
Hemos
creado marcos jurídicos, leyes, planes de estudio, técnicas, escuelas y
colegios, nuevas tecnologías, didácticas y garantías para los estudiantes,
grandes filósofos, pensadores, sociólogos, psicólogos, y maestros han entregado
sus vidas para contribuir a la construcción de una sociedad igualitaria, de
naciones progresistas, y sin embargo, el sistema político y el capital nos mantiene alejados de todos estos avances al grueso de
la población, los pobres, cuyo único recurso son las escuelas de gobierno en el
mejor de los casos no pueden pensar en calidad educativa, mucho menos en
calidad de vida.
Esta
etapa debe centrarse en el individuo, en sus intereses, elecciones, en sus preocupaciones, en sus aptitudes y
actitudes, en sus logros y fallas, en sus sentimientos, en su persona. El
primer objetivo a lograr para la pedagogía del siglo XXI y su principal reto
debe ser el levantamiento y surgimiento del
Súper Hombre; el Übermensch
como decía Friedrich Nietzsche.
Los
retos para la pedagogía del siglo XXI deben estar centrados en lo más esencial
y básico, la felicidad de las personas, para que con todas las herramientas con
que dispone el hombre este pueda elegir libremente y crear su sistema
educativo, elaborar sus ideas, generar pensamiento con base en las ideologías
que crea pertinentes.
Generación
a generación se debe transmitir el legado que las grandes mentes se preocuparon
por dejarnos y para esto es necesario dejarlo a disposición de los hombres y
que sean estos los que busquen con libertad lo que les sirva, lo que puedan
seguir desarrollando y lo que crean se debe seguir transmitiendo, sin necesidad
de una figura o una acción impositiva.
FELICIDADES:
Dra. Teresa López L.
Maestra Liliana Dircio.
Maesta Fabiola Rodríguez.
Doctor. Héctor Martínez Reyes.
Por la publicación de la revista:
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