sábado, 9 de marzo de 2013

Pedagogía Revolucionaria; Freire.


Pedagogía Revolucionaria; Freire.

Jair Valdés.


La palabra revolución inmediatamente nos lleva a pensar en rifles, uniformes camuflados, batallas en la selva, las montañas y la ciudad, nos trae de inmediato las imágenes que por asociación lógica nuestro cerebro trae de forma inmediata, las imágenes del Che Guevara, de la revolución cubana, de los zapatistas, de Lucio Cabañas o Cesar Sandino, revolución también nos acerca a las marchas a hippies, a una rola de los Beatles, a un ideal. Pero para el grueso de la población la palabra revolución no es otra cosa que rebeldía, revuelta, revoltosos, grillos, huevones, inadaptados o anacrónicos.

Sin duda las grandes revoluciones de la humanidad, los cambios trascendentales, la concepción de un mundo mejor tiene que ver directamente con la educación, el pensamiento filosófico, la crítica, la formación humana y científica nos han llevado al progreso; abandonar las cavernas, salir avante de la época oscura de la edad media, llegar la luna, lograr una independencia o una revolución son cambios que se han logrado por el estudio y por el anhelo de ser mejores como seres humanos y de llegar a un punto donde la igualdad sea una realidad.

Estos cambios son importantes en todo sistema, en todo gobierno, pero las masas no se dan cuenta de la realidad hasta que propiamente entienden su realidad. Entender la realidad no es fácil para quien tiene estudios, es letrado, tiene una licenciatura y trabajo, entender la realidad por lo tanto para una persona sin estudios es aún más difícil.

Freire es un gran pedagogo y revolucionario, preocupado por alfabetizar a su pueblo emprendió una gran labor en Brasil.

La educación como práctica de la libertad, es una de sus obras excepcionales, ya que en efecto el conocimiento nos permite liberarnos de las mentiras, de los engaños, de nuestras propias ataduras y si podemos liberarnos primero de nuestras ataduras, seguramente podremos luchar por liberarnos de las cadenas con las cuales nos sujeta el estado.

La palabra es liberadora, un conjunto de palabras es un arma, las palabras más las ideas nos proporcionan una conciencia crítica y humana y estos son los elementos que necesita todo hombre para ser libre, para enfrentarse  al mundo que se encarga de  mantenernos quietos e inmóviles, para enfrentar este mundo que nos ofrece olvidarnos de la palabra y con esto de las ideas.

Paulo Freire fue un revolucionario, logró la alfabetización y sentó en sus obras la importancia de la pedagogía, de la educación para que una comunidad, un pueblo, una nación salga adelante.

Es muy importante saber distinguir la educación que utiliza el estado como aparato ideológico de control y la educación revolucionaria, la educación liberadora.

Lo típico es creer que la educación es la gran solución para resolver los problemas de un país, común mente escuchamos que los niños y jóvenes son el presente y futuro de una nación y que la educación es la herramienta que llevará a estas personitas a revolucionar el mundo, el estado y las instituciones incluida la familia nos venden este paquete pero lo que no sabemos es que el estado utiliza las escuelas para plasmar, sembrar e inculcar ideologías que comulguen y sean  respaldo de políticas públicas, el estado utiliza la escuela para formar técnicos, para crear engranes de una gran maquinaria de producción, contamina las carreras más humanas como la medicina y las leyes para crear una visión banal, superflua y mercantil de la salud y la justicia, el resultado es palpable en nuestra sociedad, los médicos se preocupan por cuanto van a cobrar, más que por cuántas vidas van a salvar, los abogados se preocupan más por comprar autos y mujeres con lo que le cobraran a una persona inocente de escasos recursos.

De ahí la importancia de la pedagogía revolucionaria y de figuras como Paulo Freire, que veía en la educación un semillero para que floreciera la verdadera sociedad humana, de ahí la importancia de educar para la libertad y no de educar para domesticar, alienar  y controlar al hombre.

Es importante tanto como la alfabetización la concientización de las masas, muchos revolucionarios se han preocupado por esto, durante la guerra o guerrillas existen registros de la labor educativa de las fuerzas revolucionarias en comunidades donde las letras no llegan y educar a la par de luchar en una guerra para liberar al hombre son los actos de amor más sinceros que un hombre puede hacer por otro hombre.

Normalmente se tiene a la educación como un tema más, una secretaría, como el hecho de asistir a la escuela para aprender, como la fuente maravillosa para aprender computación e inglés, como la gran estructura que formará al individuo y lo llevará al camino del éxito, como un tema poco comprendido en una sesión de café entre las mamás que van a charlar y actualizar chismes.

Y no imaginamos él porque es el gran debate y la gran lucha entre dos visiones para controlar a las masas o para liberarlas, fue motivo de discusión entre conservadores y liberales, es esa cuerda que jala el capitalismo de un lado y el socialismo del otro, es un producto mercantil de las democracias, es el lugar donde las fábricas y empresas esperan que se capacite al hombre para ser productivo, eficiente, dócil, agachado y obediente, es la mercancía de los políticos en campaña electoral.

Pero para quienes estamos inmersos en la pedagogía, la educación debe ser como decía Paulo Freire; un acto de amor.

En poemas, relatos, pensamientos e ideas he plasmado que el amor es el motor de todas las cosas, obviamente este pensamiento es repetición o en todo caso resultado de todas mis influencias en este gran rompecabezas que comprenden mis influencias musicales, literarias, históricas, artísticas, sociales, familiares y desde luego la mujer en sí misma.

El amor nos conduce, nos sensibiliza, nos vuelve críticos y conscientes, nos permite entender al otro, el amor es democrático, el amor sincero no es egoísta, nos abre los ojos a la realidad y nos permite entonces querer que el otro viva en las mismas condiciones o mejores que uno, nos permite voltear a ver a quien necesita de nuestra ayuda y tenderle la mano.

Freire es tan revolucionario, tan amoroso y tan poético como el Che Guevara, Silvio Rodríguez, Pablo Neruda o Gandhi.

Los que luchamos por una educación de calidad debemos sentir en el corazón primero que nada la necesidad de entender para ayudar al otro, para liberarlo.

Hoy en día se bombardea a la gente con las palabras: educación de calidad, y nuevamente el estado vende este paquete como Mctrio de Mc Donald, vende  la escuela como una Big mac, el inglés como un refresco y la computación como unas papas.

Pero la verdadera educación de calidad es la que pretende transformar la visión de las cosas, la que se preocupa más por las emociones que por la formación técnica de las personas.

Freire entonces debe ser referencia cuando hablamos de revolución, lucha, cambios sociales, su obra debe ser entendida y propagada, su amor y su esfuerzo por alfabetizar y educar deben ser ejemplo para todo pedagogo dentro del contexto educativo, pero en lo general para todo luchador y persona que intente cambiar su entorno y con esto de poco en poco tratar de vivir en un mundo mejor, que nos resulte más igualitario y humano, donde el consumo no reine, un mundo en el cual entendamos que lo más importante es ser y no tener.