¿El voto es libre y secreto?
Por: Jair Valdés.
Revisión por : Yendy Zavala.
Cuando recordé esta frase del
IFE, lo primero que hice hoy en la tarde fue ponerme a reír y reír.
En parte porque hubo momentos en que tontamente
respondí así años atrás cuando me preguntaban ¿Por quién vas a votar? Después
de videar o recordar ese flashback en mi mente no tuve más opción
que reír. Y es que es profundamente perverso el sentido, el fondo que conlleva
esta peligrosa frase.
Analicemos con calma, de entrada,
detrás de esta frase tenemos una tradición, una terrible costumbre heredada de
generación en generación sobre la premisa de no hablar ni de política, ni de
religión. Costumbre que nos programo a callarnos la boca en las fiestas, en las
reuniones, en los encuentros, y en todo lugar donde se establecieran las bases
mínimas o los temas coyunturales que nos llevaran al mismo lugar; al debate de
las políticas públicas de nuestros gobiernos.
Cuando uno de nuestros
bisabuelos, abuelos, o padres llegaban a ese punto, lo mejor era, subir la
copa, o cambiar hábilmente de tema, nuestros padres se hicieron expertos en
cambiar de tema; recuerdo esos días, podían aguantar un rato debatiendo sobre
política, pero de inmediato evitaban profundizar más para no verse en la
necesidad de emitir una opinión, sobre el PRI, EL PAN o los poderes fácticos.
Sócrates debió de pasar años
sorprendido de este tipo de actitud, y es que el que andaba de vago, de pata de
perro, que lo podías ver ahí en las
calles, de revén en revén, de fiesta en fiesta, de tertulia en tertulia,
haciendo preguntas, cuestionando, criticando, hablando del mal gobierno, ahí lo
podías ver a él, a Sócrates en su esfuerzo natural e implacable, moviendo los
cerebros ajenos, sin pena, sin temor.
Que dirían tantos y tantos
personajes que lucharon por abrir el pensamiento, por darle fortaleza al espíritu
del hombre, por darles un mejor mundo,
por heredarles una mejor escuela, que dirían todos los que tuvieron que luchar
y morir por nuestro futuro, por garantías, por libertad, por educación,
presente nuestro que hoy no estamos cuidando.
Sumado a esta premisa de no hablar
de política otro condicionamiento operante más es el siguiente; Oye güey, yo el IFE le hablo a tu
subconsciente y te advierto; “El voto es libre y secreto”
Es terrible señores, es terrible
pequeñas y encantadoras niñas. Este mensaje repetido una y otra vez por años,
aunado, al premio por portarnos bien, formo en nuestro México generaciones y
generaciones que no discutieron, que creyeron que ese estúpido slogan era algo
brillante, los ciudadanos creyeron “Soy
libre, puedo votar y además no tengo que decirle a nadie”.
Si bien es cierto que tenemos el
derecho de votar libremente y quedarnos con nuestro “secretito de familia” (Por
que la ropa sucia se lava en casa) Este mensaje hipnotízante, este
condicionamiento operante, esta mala educación, formo inocentes hombres que no
tuvieron la capacidad de discutir sobre educación, sobre salud, sobre economía,
sobre seguridad, sobre los problemas de la sociedad, formo hombres incapaces de
abrir su boca, de confrontar ideas y de verse reflejados en el otro espejo,
hombres que no pudieron darse cuenta de sus errores, pues nunca confrontarían sus
ideas, al fin y al cabo se decían; Yo
respeto tu idea, bien por ti, chido, pero yo me quedo con la mía de forma
totalitaria, absoluta, y es que una cosa es creer y apoyar una causa y otra muy
distinta apoyar la causa con los ojos cerrados y las orejas tapadas.
Hoy nos enfrentamos a romper con
esta educación, a terminar con estas practicas costumbristas de la era de del
dinosaurio, por que incluso después de la era del dinosaurio, los grandes
hombres que nos anteceden si tenían el carácter para poder hablar de cualquier
tema y seguir siendo hermanos.
Habrá quien diga no estar de
acuerdo, que entonces ¿por qué las guerras?, a lo cual respondo de forma clara
y contundente; todos sabemos que las guerras más allá de un ideal, persiguen
siempre intereses económicos, de dominio y de control, el que hace la guerra no
le importan los argumentos o las bases teóricas, eso es solo discurso, no importa
que caiga el teatro, mientras tanto yo controlo y domino.
Hoy entonces romperemos con esa
mala educación y otra mala costumbre y enseñanza con la que terminaremos, será
el hecho de terminar nuestra participación política el día de las elecciones,
hoy nuestra participación política debe ir más allá.
P.D. Cuchichear es de mala
educación.
P.D. 2. Cualquier reclamo en la
siguiente dirección: elmundoyendy@hotmail.com
P.D. 3. Si tienes secretos, revélalos
un viernes de confesiones y cerveza en mano.
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